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Licopeno y tomates: propiedades preventivas y beneficios para prolongar la vida

Contenido

  1. ¿Cuántos tomates hay que comer y en qué dosis tomar licopeno?
  2. Estudios científicos que confirman los efectos preventivos y antienvejecimiento del consumo de licopeno
    1. Efectos sobre las enfermedades cardiovasculares
    2. Propiedades anticancerígenas del licopeno

El licopeno es un compuesto de la familia de los carotenoides, un antioxidante con muchas propiedades beneficiosas. Actuando como pigmento, colorea de rojo los frutos, las hojas y otras partes de diversas plantas. Una alta concentración de licopeno se encuentra en los tomates, pero también se encuentra en otras frutas y verduras.

Según los datos obtenidos durante la investigación científica, las personas tenían un 26% menos de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular si comían muchos tomates o si sus niveles séricos de licopeno eran altos. También tenían un 14% menos de riesgo de enfermedad cardiovascular y un 37% menos de riesgo de mortalidad por todas las causas. Además, tenían una probabilidad significativamente menor de padecer cáncer de estómago.

Le recordamos, que el licopeno es parte del programa integrado contra el envejecimiento. Responda nuestra encuesta rápida para obtener información sobre todos los métodos, suplementos nutricionales y medicamentos utilizados en este programa.

Los tomates

¿Cuántos tomates hay que comer y en qué dosis tomar licopeno?

Para obtener la cantidad adecuada de este fitonutriente es necesario comer cada día 2-3 tomates medianos previamente escaldados con agua hirviendo para aumentar su contenido de licopeno.

Si no puede comer tomates por algún motivo, puede tomar 10 mg de licopeno al día en forma de suplemento dietético. Para aumentar la biodisponibilidad de este compuesto los suplementos que contienen licopeno deben consumirse junto con grasas animales (kéfir, mantequilla, manteca de cerdo, etc.)[1].

Hay que tener en cuenta que si el nivel de licopeno sérico supera los valores de referencia, se convierte en un prooxidante y puede, por el contrario, acortar la vida. Por lo tanto, si se toma licopeno como suplemento dietético, se recomienda encarecidamente no superar la dosis diaria segura de 10 mg.

Además, los suplementos que contienen licopeno se toman siempre con un curso de duración de 1 mes. También se debe hacer una pausa de un mes o más entre los cursos.

Al mismo tiempo, se puede consumir tomates continuamente, debido a que nuestro organismo absorbe los micronutrientes de los alimentos de forma diferente que de los suplementos dietéticos.

Estudios científicos que confirman los efectos preventivos y antienvejecimiento del consumo de licopeno

Efectos sobre las enfermedades cardiovasculares (ECV)

En 2017 y 2019 un equipo del Reino Unido preparó dos grandes meta-análisis que, en conjunto, incluyeron 46 estudios observacionales que cumplían los criterios de selección[2][3].

Los resultados del análisis mostraron que las personas que tenían el mayor contenido de licopeno en sangre o que comían más tomates durante estos estudios tuvieron un 26% menos de accidentes cerebrovasculares que el resto de los participantes. También tuvieron, en principio, una menor incidencia de ECV (en un 14%) y un riesgo significativamente menor de mortalidad general (en un 37%).

Estos trabajos científicos mostraron que comer tomates con regularidad disminuyó los niveles de colesterol malo en suero sanguíneo en 0,22 mmol/l, y redujo los niveles de interleucina-6, un marcador inflamatorio y factor de riesgo de cáncer de colon e hígado, así como también la muerte súbita por enfermedad cardíaca.

Además, en los participantes de estos estudios la ingesta de suplementos dietéticos con licopeno redujo la presión arterial sistólica en más de 5 mmHg.

La consistencia de los tomates

Propiedades anticancerígenas del licopeno

Según los estudios preliminares, este fitonutriente puede prevenir ciertos cánceres, a saber, tumores malignos de pulmón, próstata, cuello uterino y colon, y carcinomas de piel.

Sin embargo, por el momento, las propiedades anticancerígenas del licopeno se han confirmado científicamente sólo para dos tipos de cáncer: el cáncer de estómago y los tumores malignos de mama.

Primero, veamos los mecanismos por los que el licopeno reduce el riesgo de uno de los cánceres más peligrosos, el cáncer de estómago, que es casi incurable si se detecta en una fase en la que el paciente empieza a sentir dolor:

  1. El daño oxidativo del ADN mediado por el estrés es un promotor del desarrollo del cáncer, ya que las mutaciones celulares son un factor importante en el desarrollo de los cánceres primarios. La ingesta regular de licopeno reduce significativamente las mutaciones al disminuir la actividad de los procesos de peroxidación lipídica y aumentar la actividad de las enzimas antioxidantes dependientes del glutatión.
  2. El potencial proliferativo es importante para el crecimiento del tumor. El licopeno tiene un efecto antiproliferativo en las células del cáncer gástrico al inhibir la activación de la quinasa regulada por señales (ERK), lo que provoca la detención del ciclo celular en las células malignas.
  3. La apoptosis (autodestrucción) de las células cancerosas está regulada por dos proteínas: Bach, que promueve la muerte de las células malignas, y Bcl-2, que tiene el efecto contrario, protector, al reducir la actividad de las enzimas de la familia de las caspasas. El licopeno activa la apoptosis en las células de cáncer gástrico mediante la reducción de Bcl-2 y el aumento de los niveles de caspasas y de la proteína Bach.
  4. La proteína p53 se activa cuando se produce un daño en el aparato genético, así como durante diversos procesos metabólicos que pueden provocar dicho daño, o es una señal de un estado desfavorable y estresado de la célula. La función de la proteína p53 es eliminar del conjunto de células que se replican aquellas que son potencialmente oncogénicas o que ya se han convertido en malignas. La actividad funcional de esta proteína se altera en las células cancerosas e incluso se degrada por completo la p53. Sus formas mutantes se encuentran a menudo en los tumores, que anulan el programa de apoptosis dependiente de p53. El licopeno puede proteger contra el desarrollo del cáncer gástrico al corregir el desequilibrio de la apoptosis dependiente de p53 y la proliferación celular.
  5. Más de la mitad de la población mundial está infectada por la bacteria Helicobacter pylori, que provoca gastritis crónica, úlcera péptica y cáncer gástrico debido a la destrucción de las células de la mucosa gástrica y a la hiperproliferación de las células infectadas y generación de las especies reactivas de oxígeno por ellas. El licopeno inhibe el aumento de la producción de especies reactivas de oxígeno y también limita la aparición de trastornos del ciclo celular inducidas por Helicobacter pylori en las células epiteliales del estómago.
  6. Además, el licopeno impide la escisión de la enzima PARP-1, que participa en la reparación del daño del ADN.

Todos estos mecanismos fueron descritos en 2015 por expertos chinos que realizaron un importante meta-análisis de estudios científicos sobre las propiedades anticancerígenas del licopeno[4]. Este trabajo científico confirmó una relación inversa entre el consumo de tomate y el riesgo de cáncer gástrico. Basándose en los resultados de este meta-análisis, los reguladores médicos asiáticos están planeando incluir el licopeno en las directrices nacionales para la prevención y el tratamiento del cáncer de estómago.

El licopeno para mujeres mayores

En las mujeres posmenopáusicas, el riesgo de desarrollar cáncer de mama aumenta simultáneamente al incremento del índice de masa corporal (IMC). El motivo es que la obesidad en las mujeres mayores reduce la secreción de adiponectina, una hormona segregada por los adipocitos (células grasas) que regula el metabolismo y los niveles de glucosa en sangre. Los estudios preliminares han demostrado que los niveles elevados de esta hormona se asocian a un menor riesgo de cáncer de mama[5].

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Rutgers (EE.UU.) ha demostrado que el consumo de una cantidad suficiente de tomates o productos a base de tomate, aunque sea por poco tiempo, reduce el riesgo de cáncer de mama en las mujeres posmenopáusicas[6]. Durante el estudio los niveles séricos de adiponectina en los participantes en este ensayo científico aumentaron en un promedio del 9%.

Paula Oteman
Escrita por
Paula Oteman
Analista científico

Realimentación

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